Ángel no tardó mucho en llegar a la autopista A6, iba en dirección contraria a la mayoría de conductores que entraban a Madrid por la mañana.
Una vez pasada la gasolinera de la Cuesta de las Perdices se sintió libre para descargar adrenalina pisando el acelerador y poniendo el Cougar a 160 km/hora, no le importaba que le pararan ni que le mandaran una multa por correo.
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Lo vio salir del ascensor con paso inseguro, su imponente espalda curvada hacia delante, el sobre con las pertenencias de Paula Reinoso agarrado por sus dedos como garras
–Menuda resaca debe de llevar encima …– pensó Fernando.
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15 de octubre de 2009
La ambulancia aparcada en doble fila a la entrada del edificio de la aseguradora había apagado la sirena pero mantenía las luces naranjas giratorias para advertir al tráfico de su presencia.
Pues sí, ha llegado el momento de llegar al final de la historia de la pequeña Luisa. Estamos convencidos de que leyéndola de principio a fin disfrutaréis mucho más de su lucha de superación personal, de ver cómo vence a sus miedos, pero sin dejar ni un sólo momento de ser la deliciosa niña de ocho años que es: © Mara Funes Rivas – Agosto … Continúa leyendo Mamá está preocupada: relato completo
Tras un sueño inquieto poblado de imágenes protagonizadas más por Ángel Iglesias que por Paula Reinoso, Eusebio decidió levantarse a las seis y media y enfiló la ducha.
A las siete ya estaba dentro de su Toyota y llamó al móvil de Fernando.
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De vuelta al 8 de octubre de 2009
Sentada en la mesa de Marga apenas puede controlar su nerviosismo, los dedos parecen querer burlarse de ella y no responderle. Finalmente consigue hacer click en “responder al autor”
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Estoy en la cama.
No me puedo dormir después de lo que ha pasado esta tarde, pero no quiero ir donde mamá. Hoy he aprendido muchas cosas y quiero que lo vea.
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A Ángel Iglesias alcohol le había permitido dormir hasta las tres de la madrugada, apenas dos horas y media de sueños poblados de fantasmas burlones y amenazantes que se desvanecían en la niebla de la insoportable resaca que le machacaba el cerebro.
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… Pág. 131
Rosa apartó la mirada de la pantalla turbada, sobrecogida.
Respiró hondo, “Don, quien quiera que seas, dime lo que me está pasando, a mi edad no estoy para muchas tonterías” musitó para sí misma.
La Sala de Espera del Depósito se lee mejor con capítulos agrupados ¡Aquí tenéis del 1 al 5! Continúa leyendo La Sala de Espera del Depósito: Capítulos del 1 al 5
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