Por Primera Vez – 3

http://www.tallerdeautores.com era un foro literario en Internet bastante entretenido. Creado por una importante editorial, los autores potenciales creaban perfiles sobre sus obras como si fueran personas. 

El funcionamiento era el siguiente: 

Una vez el potencial autor se registraba en el portal con su identidad real -esto era obligatorio- podía acceder al foro de los proyectos, siempre con seudónimo. Si tenía una idea para un cuento, relato o novela, creaba dicho perfil y comentaba sus proyectos con los demás en el foro. Dependía de cada uno lo que quisiera contar sobre su obra en ciernes, no obstante tanto las ideas como los posibles títulos quedaban protegidos dentro del perfil y había moderadores que vigilaban que no hubiera dos proyectos excesivamente parecidos o dos títulos iguales o casi.

Cada autor iba comentando su idea, los personajes, sus dudas, sus descubrimientos y si ese era su deseo, empezaba a colgar borradores. Los más valientes que finalmente colgaban la obra finalizada, entraban en un concurso literario bianual cuyo premio no era únicamente la publicación de su trabajo sino una amplia difusión en el mundo virtual y real, incluyendo entrevistas en medios digitales, escritos y audiovisuales. No había dotación económica pero nadie la echaba de menos. La única exigencia era no haber publicado ninguna obra anteriormente.

Éste era el modelo de participación creativa, el que practicaba Don.

También se podía participar sin crear perfil de obra, simplemente comentando, discutiendo y animando a los autores, que de vez en cuando caían en la desesperación y estaban a punto de tirar la toalla.

Éste era el modelo de participación de Rosa y en estos casos no era obligado registrarse con la identidad real pero sí se exigía un número de teléfono y una dirección de correo electrónico.

Aunque para participar en el foro se tenía que utilizar seudónimo, con él siempre se podía dar pistas sobre uno mismo o despistar, según se deseara.

Rosa eligió Puck, espíritu del bosque travieso que moraba en El Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare. Todo lo contrario que ella, sedentaria, urbana, ¿aburrida? 

Don había elegido Don Vito, en homenaje al protagonista de El Padrino, novela tan a menudo denostada simplemente por ser un best seller y que tanto Rosa como Don defendían como ejemplo de maestría del ritmo en la literatura, y de la magia pura que te introduce en un mundo ajeno sin pedirte permiso y del que te resistes a salir al terminar de leer la última frase.

***

Tras una mañana que había resultado especialmente complicada por la resistencia de un asegurado a aportar la documentación precisa para que la compañía pudiera no sólo abonar la cantidad asegurada sino simplemente abrir un expediente de investigación, Rosa decidió darse la tarde libre y pasearse por el taller.

Una de las pocas cosas buenas de su reciente soledad laboral era que se podía organizar el trabajo según le conviniera sin dar cuentas a nadie porque los expedientes los llevaba todos al día y si hacía falta llevarse trabajo a casa no le importaba, tenía tiempo libre, no había niños que cuidar ni marido a quien esperar.

Su jefe confiaba plenamente en su capacidad, es más, era hasta dependiente de ella, algo que si bien al principio le llenaba de orgullo ahora sólo la llenaba de amargura cada vez que recordaba su categoría profesional y su exiguo sueldo.

***

En el taller los «nicks» (apodos o sobrenombres) de los últimos en llegar aparecían parpadeantes, con letra normal si eran participantes no creativos, con letra cursiva si eran autores.

La mesa de Marga, totalmente libre de papeles, le resultaba más cómoda para su navegación, pero cada equis tiempo tenía que volver a la suya para contestar el teléfono puesto que el antiguo de Marga había sido adjudicado a otro departamento. 

A las cuatro y veinte se comentaba el último capítulo que había colgado Gandalf, un enamorado de la literatura fantástica que intentaba trasladar mundos oníricos a la ciencia ficción con suerte dispar. Ya había colgado tres proyectos inacabados si se contaba este último en el que se esforzaba por crear una historia de amor en un planeta sin recursos después de una hecatombe nuclear.

PUCK: Hola Gandalf ¿alguna novedad?

GANDALF: He avanzado un poco con la escena en la que el policía Max detiene a la replicante Sarah e inmediatamente surge la atracción sexual

PUCK: ¿No crees que lo de los replicantes está ya muy manido?

(Suena el teléfono)

DON VITO: (Su nick aparece parpadeante) También lo está la atracción sexual robot-hombre, en mi modesta opinión es otra vuelta de tuerca a la vieja historia de la muñeca hinchable.

PUCK: Hola Don, veo que eres nuevo

(De Contabilidad vienen a pedir unas facturas)

DON VITO: ¡Hola Puck! Soy nuevo a este lado de la barrera pero llevo tiempo observando los movimientos del foro aunque hasta ahora no me había decidido a participar

PUCK: Y cuando te decides ¿te tiras siempre a la piscina de esta manera? Porque que yo sepa no has participado en el foro hasta hoy y vas y das el salto ni más ni menos que a la parte creativa.
(Rosa se sonroja, jamás era tan directa en la vida real)

La llama su jefe al despacho.

Un mariposa se dedicó a revolotear en su estómago los veinte minutos que la entretuvo mientras contestaba diversas llamadas telefónicas, haciéndola esperar cuaderno en mano mientras ella se moría por preguntarle más cosas a Don.

Por fin le entregó un par de cartas para contestar e instrucciones para un memorándum interno y Rosa regresó a su sitio corriendo, como no había hecho en su vida, no sólo en la oficina, pues era de naturaleza pausada.

Dejó todos los papeles tal y como cayeron sobre su mesa, redactó el memorándum a toda velocidad ya que era lo más urgente y tropezándose con el pico de la mesa al rodearla, volvió a la mesa de Marga para encontrarse con la pantalla

DON VITO: Me tengo que ir ahora Puck. Me gusta mucho tu «nick» Espero verte más por aquí.Pronto colgaré un boceto, es tan sólo una idea pero me gustaría que me dieras tu opinión, te llevo leyendo meses y tienes un sexto sentido para esto de la literatura. 

A la pobre Rosa se le cayó el alma a los pies, era de hacía cinco minutos, sólo cinco minutos y no había podido despedirse, jo.

Maldito jefe, ¡p* jefe! se sorprendió murmurando. Huelga decir que Rosa no era persona que se expresara en esos términos habitualmente.

PUCK: Vaya Don, parece que he llegado tarde. Muchas gracias por lo que me dices. Me halagas pero creo que me sobrevaloras. Cierto es que he leído mucho, desde pequeña, pero si tuviera ese sexto sentido que tú dices ya me habría pasado a la parte creativa. No obstante estaré encantada de leer tu boceto, a ver si lo puedes colgar luego o si no mañana. Espero que tengas una buena tarde.

DON VITO: Hola Puck, te he esperado un poco porque quería despedirme, me he imaginado que algo o alguien te había interrumpido. Estás trabajando ¿verdad? Ahora sí que me tengo que ir pero te prometo que repasaré el boceto esta tarde y lo colgaré mañana. Me interesa tu opinión, mucho, y creo que tú sí que estás acostumbrada a subestimarte. Hasta mañana Puck y muchas gracias por tu tiempo e interés.

Cuando leyó este último post de vuelta a la mesa de Marga, un maremágnum de emociones empezó a rodar en su pecho como la colada dando vueltas dentro de una lavadora.

Alivio: su mensaje había llegado a tiempo. 

Tristeza: Don se había ido definitivamente. 

Emoción: la primera mariposa inicial se había reproducido sin control y ahora decenas de mariposas aleteaban en su estómago. 

Sorpresa: ¿Por qué sentía todas esas cosas? 

Curiosidad: ¿Quién podía ser Don y por qué la trataba a ella con tanta deferencia e interés? 

© Mara Funes Rivas – Julio 2020

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