Me he despertado por la noche y no me podía volver a dormir. Me levanté a buscar a mamá y no estaba en su cama. Fui a buscarla al salón y me quedé en la puerta porque papá y mamá estaban discutiendo dentro.
No me gusta cuando discuten, me da miedo.
Les quiero mucho a los dos y no quiero perderlos, como cuando papá no vino más a dormir a casa, después del hospital.
Papá decía que le iba a tocar a él todo el marrón porque como mamá estaba todo el día trabajando, no se iba a poder ocupar.
Mamá decía que pediría todo el tiempo que fuera necesario en el trabajo pero que eso no era lo importante, que lo importante era que “la niña” (¿yo?) aceptara la enfermedad como parte de su vida.
Creo que eso quiere decir que estoy enferma y que además no me voy a poner buena.
Me eché a llorar y mamá salió y me encontró en el pasillo. Me abrazó muy fuerte, se dio la vuelta y enfadada le dijo a papá “¿Ves? Al final la hemos despertado, con lo que necesita descansar…”
Me llevó a la habitación.
Estaba un poco asustada. Cuando papá y mamá discuten me da miedo, pero se me pasó enseguida cuando mamá se metió en la cama conmigo.
Me gusta cuando me aprieta fuerte, está muy calentita y su piel es muy suave.
Cuando era pequeña y me levantaba por la noche, me iba a su habitación y cuando me veía me metía corriendo en su cama, pero ahora que ya soy grande, cuando voy a su habitación ella se viene conmigo a la mía y se mete en mi cama, me abraza muy fuerte y ya no me acuerdo de más porque me quedo dormida.
© Mara Funes Rivas – Julio 2020