Hoy he visto a mamá y a papá hablando con mi “Seño” en el cole. Ha sido cuando estaba en el recreo.
Les he visto por la ventana porque no estaba jugando con nadie. Creo que me estaban buscando y me han visto dando vueltas sola por el patio, porque mis amigos ya no quieren jugar conmigo.
Es por la diabetes esa. Si no tuviera que pincharme …
Al principio molaba.
A media mañana me venía a buscar La Merche a clase. La Merche es la conserje del cole.
Es muy gruñona pero sé que nos quiere mucho, porque cuando no nos regaña nos come a besos y nos da abrazos tan fuertes que no podemos respirar.
Antes también me daba caramelos, ahora me dice siempre que se le han acabado pero la he visto dárselos a Marta.
Llamaba a la puerta, metía la cabeza y decía sólo: ¡Luisa Márquez!
La clase se quedaba en silencio. Entonces La Seño me hacía una seña para darme permiso. Yo me levantaba contenta, todos mis compañeros me estaban mirando, me tenían envidia porque me vinieran a buscar en medio de la clase.
Me iba a la enfermería con La Merche y allí, yo solita, me ponía la inyección de mi medicina. Desde el primer día se me ha dado muy bien.
Pero un día La Merche se puso enferma y no vino a buscarme.
En el recreo estaba jugando al fútbol, de portera. Me ponían mucho de portera porque paro muchos goles.
No sé lo que me pasó creo que me quedé como dormida y me desperté dentro de una ambulancia con muchos cables y La Seño agarrándome de la mano.
Estaba llorando y no hacía más que decir: Lo siento, Luisa, lo siento. Se me olvidó que tenías que ponerte la inyección. Lo siento, Luisa, lo siento. ¿Y ahora qué le digo a tus padres? Lo siento, Luisa, lo siento ¿me perdonas?.
Me volví a dormir y cuando me desperté estaba en el hospital.
© Mara Funes Rivas – Agosto 2020